Todo tiene un principio y un final, y mi final se acerca. Cuando estéis leyendo estas líneas yo ya no estaré en este mundo.
Hace un par de semanas comencé a encontrarme mal, apenas comía algo lo vomitaba y ante esa situación mis cuidadores se preocuparon y fuimos a mi nuevo médico, Fran, un tipo joven pero competente. Una ecografía por aquí, unas palpaciones por allá y finalmente una extracción de sangre para una analítica completa. También vinieron un par de inyectables que acabaron con mis náuseas haciendo que renaciera algo de apetito en mi delgado cuerpo.
Siempre he pesado entre 19 y 20 kilos, el 11 de noviembre me pesan y estoy en 14,800 así que la cosa no pinta bien, recordad que tengo más de 12 años y eso para un perro como yo, de tamaño medio, es ser ya un venerable anciano.